La piel tiene memoria,
aún te deleito en las sábanas
trayendo en sombras la tibieza,
los besos profundos insaciables
jugando en las curvas sinuosas de mis antojos.
Mi espalda, mapa donde encallabas
en busca del tesoro, místico templo
navegante embriagado de sueños
dejaste mi amor divagara, sin brújula, sin tiempo.
Quisiera saber si tú,
hombre enigmático de infinitos silencios
tienes respuestas a mis incógnitas.
Pierdo el vigor en la espera, quiero amar libre y anclar
en los suspiros ahogados de tu esencia.
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