De un plácido sueño desperté, tratando de fijar la mirada a una luz brillante que nacía de la nada.
Entre susurros escuche una voz dulce y melodiosa que me hablaba:
“Hermosa princesita, hoy vengo hasta tu morada y aunque tú no me lo pidas, te concederé tus deseos, pero sé, que necesitas algo que todos necesitamos y que en este momento yo, puedo entregártelo”.
Perturbada y casi dormida y no menos ansiosa, dije:
‘Amor, necesito amor’
Extendió su mano y dijo:
“Te amaré, en el silencio de la noche, te amaré. Con cariño, con dulzura, con fuego y pasión, hasta que esta noche se convierta en la mejor de tus más bellas fantasías”.
El calor de sus palabras y el fuego en su mirada, despertaron mis deseos y anhelos que aun dormían.
Olvide que soñaba, entonces a sus brazos me entregue y tan solo escuchaba su voz suave y melosa que decía:
“Hermosa, te amo mujer, hermosa princesita, te amo, te amo”.
Extasiada y ansiosa en un suspiro desperté y aquella voz dulce que acariciaba mi piel, esa mirada de fuego que me quemaba de placer, se esfumo, llego de la nada y se fue.
Soñé que era amada, deseada y en el amor, mi fantasía se realizaba, pero lo más bello de mi sueño fue, que era él, el amor de mi vida, mi bello príncipe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario