No necesito nada más que amor y amistades en mi vida para ser feliz. Las cosas materiales son algo que viene y va, y que corre el riesgo de acabarse con los años. Pero un beso de la persona amada y la palabra de un amigo sincero, son tesoros que no pierden vigencia ni aunque lleguen a pasar 100 años.
Soy feliz con el hecho de que todavía llegué a cometer errores, a pesar de mi experiencia. Porque eso me dice que aún tengo mucho que aprender y me motiva a plantarme nuevas metas para llegar cada vez más lejos. Una persona que ha llegado a creer que no le queda nada en lo que instruirse, carece de sentido común y emociones en su vida.
Me siento bien porque a pesar de todos los contratiempos que puedan suceder, tengo la certeza de que nunca se puede darlo todo por perdido. La cuestión es llegar a creertélo y luego de ello, poner todo tu empeño en vivir contra las situaciones más adversas. Porque si tú no eres capaz de hacer esto, nadie más podrá hacerlo por ti.
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