Al igual que el espíritu es inocente e inconsciente, en su origen y en el origen de su evolución, el espíritu, en su camino de evolución, parte con una energía con un color, con una tendencia en su evolución interior, por eso decimos que en el origen, los espíritus tienen un rayo original y en el curso de sus sucesivas reencarnaciones va conquistando y desarrollando conscientemente los siete rayos.
No solo se trata de saber los siete rayos para conocerlos y vivirlos y expresarlos, sino los desarrolla para crear con ellos. En diferentes grados de adiestramiento y desarrollo de sus capacidades.
El espíritu originario, que nace en su origen, con un tipo de energía, trae una tendencia. Los cuatro rayos iniciales que suelen predominar en el origen de los espíritus, son los cuatro primeros rayos y, esos cuatro primeros rayos, matan las primeras tendencias.
Ningún ser humano es totalmente igual a otro ser humano, todos son iguales en esencia y distintos en potencia, distintos en la forma como os habéis creado a vosotros mismos Vida tras vida, ese rayo originario, marca su primer impulso para su crecimiento espiritual y el que marque su primer impulso no significa que sea su único camino, sino el original, es su impulso de crecimiento espiritual, el punto de partida, los cimientos donde él construye en su interior todas sus demás capacidades. Para unos es la meditación, la mística, para otros es el conocimiento, para otros es la belleza, el arte, para otros es el servicio, servicio, belleza, conocimiento o mística, mística, sabiduría, amor o ser práctico.
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