Y te he amado,
incluso cuando niño.
Época en la que ignoraba
tus delicadas formas de mujer
y solo veía,
solo adoraba en mis sueños,
tu magia de ángel.
Y te amo,
incluso sin verte.
Porque mis manos dibujan tu rostro
y mis sentidos te sienten
en la inmensidad de mi cama vacía
como un susurro que arrulla,
como un pensamiento en voz baja
que grita en mis silencios.
Y te amaré,
incluso cuando me haya ido.
Porque el volumen de este amor
superará mi capacidad de equipaje
y, al ser tuyo, quedará contigo
acompañándote callado,
viviendo en tu sonrisa
cada vez que desees recordar
cuanto te amé…
No hay comentarios:
Publicar un comentario