UNA DE CAL, OTRA DE ARENA
La luz entra por mi ventana, despeja tormentas
alivia rasguños que habitan el alma
me dejo alcanzar por los premios de la vida
nada es en vano, después del dolor, seguro,
amanece en el rostro, de pronto, una sonrisa.
Una de cal, otra de arena
así se conforman los días
no hay que perder la calma
ni dejar que los sueños agonicen
en viejas melancolías
Cuando tocamos fondo
creemos rozar el abismo
no encontrando respuestas,
viendo ennegrecido el camino
La fe mueve montañas, mientras exista
volveré a sobrevivir tantas veces
venciendo injusticias,
adorando el sol, agradeciendo a la vida
sonrojando mi corazón, con nuevas caricias...

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