Encallada en el sosiego;
peregrina desiertos entre suspiros clandestinos.
En aquellos caminos de olvidos;
la marca del deseo que ciñe su alma en vilo.
Ay de aquel presagio que titila
como lunas desnudas…
Al enlutar las auroras con sedas negras;
impele las ventiscas los umbrales
de su piel.
¿Qué ha pasado en tus ayeres…?
Te has varado en la propia ira;
donde marchitan las rosas al pie de la muerte.
Y empuñas la espada…
Y despojas los adentros bajo fragancias intactas
de mirra y miel.
¿Qué será de ti…?
En el presagio de tu arca;
grita la esencia…
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