Sentí ese aroma que aceleró mi latido.
Descubrí aquella brisa que se deslizo en mi piel.
Presentí que aún estaba viva, comprendí que la vida deseaba sentir mi respiro.
No había motivos para dejar que los días mueran frente a mí, no existían promesas para dejarme morir.
Me entregue en sus brazos, me adueñe de sus suspiros, sería su esclava, sería un nuevo motivo que elevaría sus latidos hasta el día final.
Sentí ese aroma que me hiso despertar.
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