Lo que quede de la noche...
Los momentos difíciles de la vida algunas veces son como el anochecer.
Esos momentos que van llegando de a poco, que se anuncian,
como cuando ves el sol que ya se pone sobre el horizonte, diciendo que el día termina...
Luego comienza quizá a sentirse el frío, el viento empieza a mezclarse en tu piel,
provocando algún escalofrío.
Así también cuando una situación inminente te hace abrir los ojos,
cuando las dudas cada vez se vuelven más grandes y a la vez desaparecen,
dando paso a esa realidad que no querías ver.
Después el cielo comienza a tomar diferentes colores, que poco a poco se oscurecen.
La luz se va por completo. El sol ya no está.
Quizá puedas ahora ver la luna, pero quizá no.
Las estrellas como mapa, están siempre ahí para guiarte si te sientes perdido.
Así también en los problemas, que escondidas están las respuestas para superarlos.
El frío ahora cubre por completo. No hay luz.
Ya es oficial: ese día ha terminado. La noche reina ahora.
Tienes qué adaptarte a esta oscuridad, así como tus pupilas,
que se dilatarán para aprovechar lo poco de luz que quizá los astros nocturnos permitan ver.
Así también tu alma, que deberá quedarse con lo bueno,
para que esa experiencia te haga crecer y no te acabe...
Y poco a poco la ciudad se apaga, quedando en silencio.
Como en silencio puede quedar nuestra alma
cuando dejamos de preguntarnos "¿por qué?"
Pero la noche sólo triunfa un rato,
el día volverá, como también la luz...
Lo que quede de la noche pásalo tranquilo,
con la plena confianza de que la vida es como la naturaleza,
ambas siguen su curso, ambas dan paso siempre a algo mejor.
Sólo cúbrete del frío, protégete de la oscuridad,
y disfruta de las estrellas, mientras regresa el sol.
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