Y me vestí de inocencia en la niñez que me abrazaba
las condenas de adultos corrompieron mis harapos.
Y me desnudé las lágrimas en el desentendimiento
los silencios de mayores viciaron mis viles espectros.
Y me atiborré de dudas en este piélago de inciertos
naufragué las borrascas… incluso la de mis padres.
Y me posé en abismos como anhelando lanzarme
alas maltrechas se volvieron garras de mis aleteos.
Y volé en penumbras sin contemplar esperanzas
es cruento el miedo sobre la inocencia olvidada.
Y no entendí el destierro de mis huellas cansadas
si solo fueron uñas pintadas… solo fue mi dádiva.
Y caminé descalzo lo que quedó de mi sendero
en la solitud de un tiempo que no sabe de almas.
Y vislumbré pretéritos carcomiendo mi destino
porque no fui mujer ni hombre en el pretérito.
Solo vislumbré… un pequeño de uñas pintadas
solo abracé… el miedo y la condena al destierro.
Lo diferente no amedranta… atemorizan las normas.
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