Le robo a la noche tu sonrisa
le besé la frente,
y puse sobre su pecho
el látigo infame de amaneceres
donde nunca falta una lágrima,
donde nunca falta la luz de una vela.
Una brisa discreta
que apenas cabía en mis manos
agitaba la lluvia que sobre su boca dormía,
buscaba perlas de agua
exprimiendo nubecillas de miel en tus entrañas.
Sus ojos parpadeaban
como lamparilla de luna llena
cuando oí a las arenas de tus mares suplicarme:
apiádate de mi,
lánzate a los vientos
que estoy cansada de estar inmóvil.
Me sentía tan dueño de la vida y del destino
me burlé del pasado y los recuerdos
en su boca estaba el canto de tu risa
plácida y expontánea alegraba mi remanso.
Lejana la escuché en su retirada
me desvelaba noches enteras
queriendo saber si me amabas
y lanzándome a los vientos
tu sonrisa me besaba.
Agité su piel con braceo febril
hasta provocar una tolvanera
me arrojé a tus aguas
y empuñaste el remo
hasta quedar exhausta.
Desperté alegre...
escuché voces que se apagaban en mi memoria
era el eco de la noche
que se fugó en la demencia de nuestros cuerpos
y me robé tu sonrisa.
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