Luz Niebla
Merodeaste sola por esas calles azules
adoquines como nubes besaban tus pies mientras soñabas
soñabas con esos cuervos que en las noches te arrullaban
espantando el insomnio maldito que a tu costado masticaba
Cambiaste los espectros por gárgolas de siete dedos
en cada poro de tu oscura luz sembraste miradas de muerte y fuego
fuiste la sombra que recorrió todos los espacios del monasterio
abriendo a cada paso los baúles negros do guardaras los milenios
Anduviste entre los callejones solariegos
donde los gatos y los perros se detenían al sentir tus pasos a lo lejos
y es que hasta el tiempo
te supo vertiente de minutos y horas
y segundos
y el viento
este susurró en lenguas muertas cada latido nacido en ti
No ha existido en esas calles de la vieja ciudad una como tú
una que con sus ojos
haga estallar los ecos de la conciencia
una que con su boca
haga enmudecer hasta la guadaña otrora
una que con sus dedos
pueda estremecer al mismo Zeus hasta la demencia
Merodeaste por cada rincón de esas plazas sin vida
dibujando en cada transeúnte una melancólica sonrisa
en cada árbol seco hiciste florecer una libélula suicida
en las grietas sembraste miradas de acero
y rostros de malaquita
Esta tarde volviste a detener el tiempo
escribiste tus voces en el viento
y tu luz...
esa la derramaste en la niebla que te enerva
coronándote por siempre
Luz Niebla
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