Hace tiempo que no cesan los diluvios enlodados
y se anega la huella que no avizora erguidos pasos.
Desnudo ante inclemencias de una aterida senda
peregrina el alma excluyendo rumbos estancados.
Hace tiempo que no concluyen lágrimas del cielo
y se enuncia el lago yerto de las penas desérticas.
Desnudo ante inclemencias de sentires zaheridos
transita el hombre inquiriéndose niño de ayeres.
Hace tiempo que la muerte araña piel de sueños
para entibiar su gélido aliento con alguna quimera.
Hace tiempo que la vida se doblega ante la agonía
para cerciorarse el último respiro… no ha perecido.
Desnudo ante asperezas de una caricia del tiempo
lloro perdido en laberintos de mis propios adentros.
Y redimo la pérdida como condeno a mis fantasmas
y redimo la ausencia como condeno a mis borrascas.
Desnudo y sin anhelos de un mañana ennegrecido
despierto en la ceguera… del hastío que me devora.
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