¿Era el eco vacío de los que estuvieron
y que ya se han marchado,
de los que me amaron
y a los que sigo amando?
¿Era aquel abril de flores negras,
cuando desde mi ventana veía
los recuerdos como hojas secas,
que arrastran el viento
vagando por las calles?
¿Era la sombra inerte de los sentimientos
prófugos del alma,
de tantas y tantas noches vacías,
de tantos y tantos días oscuros?
¿Era el viento frío de la desesperación
la risa frívola de la vida,
el llanto amargo de los sueños muertos,
la razón traicionera e insolente?
Era mi corazón mendigando,
mi alma desahuciada.

No hay comentarios:
Publicar un comentario