jueves, 20 de febrero de 2014

Mi única dueña...

Se marchó dejándome tal vez vacía, dejando una sensación de libres bríos.
Era el momento, había llegado la hora de decir se acabó, de mirar adelante y seguir combatiendo.
Porque temer salir al encuentro de aquello que jamás había vivido, porqué pensar que debía tener límites.
Acaso el cielo no es eterno, acaso los sueños no son infinitos.
Espere pero ya no más, debía vivir porque pronto tal vez solo sería cenizas, pronto tal vez ni siquiera un recuerdo.
Se marchó todo aquello que me impedía pensar, todo aquello que deseaba aferrarme a su esencia, era libre me sentía como tal y porque no si soy mi única dueña.



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